miércoles, 8 de abril de 2009

Lástima en Nuñez.



El equipo de Gorosito logró un punto de milagro ante Nacional de Montevideo y complicó aún más su clasificación a Octavos de final de la Copa. Como contra Racing en Avellaneda, River fue confuso y no generó siquiera una mínima idea de juego. Encima, en el segundo tiempo, los uruguayos le perdonaron la vida a una banda que mereció volver a perder y por goleada.

El empate entre San Martín de Porres y Nacional de Asunción en Perú obligó anoche a River a buscar una victoria que alimentara su esperanza de lograr el pase a la siguiente fase de la Libertadores. Pero el conjunto dirigido por Néstor Gorosito no logró diferenciarse del apático y paupérrimo equipo que demostró ser desde aquél triunfo prometedor contra Arsenal y terminó casi pidiendo la hora en el propio Monumental, ante un Nacional de Montevideo que -pese al empate- hizo méritos más que suficientes para repetir la fatídica goleada en el Centenario.

Las lesiones que dejó la excursión a Avellaneda mermaron todavía más en un plantel tan escaso en jugadores como en aptitudes, entonces a Gorosito ciertamente no le quedó más remedio que apelar a un planteo lógico desde lo táctico y desde los nombres para recibir a Nacional en Núñez. Acaso cómo discutirle a Pipo la inclusión del controversial Diego Barrado ante las bajas de Augusto y Galmarini. O cómo criticarle las titularidades de Barbosa y Ahumada cuando detrás de ellos no hubo nadie que se mostrara en condiciones de desbancarlos. No hay manera, el técnicopuso lo que tenía para poner.

Pero la realidad es que River no tiene con qué aspirar a una copa. Lo demostró desde el primer partido contra el conjunto paraguayo, en el que ganó sobre la hora, y lo ratificó esta noche, caída en Lima y papelón histórico en Uruguay de por medio. Porque más allá de que estos jugadores se mostraron incapaces y ajenos a la historia del club, tampoco tienen ganas, hambre ni idoneidad como para asustar mínimamente al más débil de sus rivales. Y la prueba más clara de esto estuvo en que las declaraciones de Cristian Fabbiani previas al choque contra el conjunto Tricolor generaron más incertidumbre que el propio equipo en la cancha.

Si Nacional en el algún momento dudó de poder lograr un buen resultado en el Monumental, no lo hizo dentro del campo de juego. Porque adentro, River fue la misma bandita de apáticos que fue el encuentro de ida. Apenas un sinfín de rebotes en el área chica durante el primer tiempo llegó a preocupar al conjunto uruguayo, eso fue lo más cercano que estuvieron del gol los dirigidos por Gorosito. Después fue más de lo mismo y terminó suplicando la hora, antes de que Nacional afinara la puntería y convirtiera al menos una de las innumerables chances de gol que tuvo en el complemento.

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